Con su huipil, cuadrado o rectangular, las mujeres mayas se han cubierto el torso desde la era prehispánica. Es la prenda de mayor impacto visual, logrando con maestría técnica. En la mayoría de los casos, cada ejemplar requiere mucho esmero y muchas horas de trabajo. Es esta la pieza en que se emplean más recursos, y por eso es también motivo de orgullo y satisfacción de sus portadoras. Continúa siendo entre ellas la pieza principal para expresar su identidad étnica.
En Guatemala se tejieron una gran variedad de huipiles distintivos, desde fines del siglo XIX hasta mediados de la década de los setenta. La diversidad geográfica del Altiplano guatemalteco fue el principal escenario de esta actividad, como resultado de que algunos municipios, relativamente aislados entre sí, desarrollaron tradiciones características, incluyendo el vestuario.
El traje, especialmente el huipil, era como “emblema” móvil de la identidad de un municipio, y en algunos casos, de sus aldeas. Él ayudaba a conservar un vigoroso sentido de pertenencia, que se transmitía de una generación a otra. Se convertía también así es una manera característica de combinar elementos como materiales, técnicas, colores, patrones decorativos, forms de uso y un rico repertorio de diseños. Esta variedad iconográfica se despliega en figura geométricas, zoomorfas, fitomorfas y antropomorfas. En algunas comunidades existían, o existen todavía, varios estilos distintivos de huipiles.
Más allá de la identidad étnica, el huipil revela la posición socioeconómica de su portadora. En ciertos casos, encerraba y sigue encerrando significados más hondos, arraigados en una particular visión de mundo, en la que afloran cuentos, mitos, leyendas, ritos y costumbres antiguas. Ello refleja una estrecha conexión con la naturaleza y el cosmos. De esta forma se representa la geografía, desde los cerros y los volcanes, los surcos de la “madre tierra”, del sol, la luna, las estrellas, los rumbos cardinales y hasta el centro del pueblo. O bien, se tejen diseños que representan ofrendas rituales de diversas clases. Este legado intangible de identidad simbólica es hoy, casi parte del pasado.